lunes, 23 de enero de 2012

Los ojos de la Suerte



Por fin. El había estado tanto tiempo esperando...pero ahora faltaba muy poco.Toda su vida desde que tenia memoria había transcurrido en aquella montaña, siendo parte de esa interminable fila.Diecisiete años allí, y ya estaba acostumbrado, pero cansado, y ansioso de que terminara.Y miedo.Sentía mucho miedo, porque no sabia nada sobre el mundo al que iba a ser arrojado.Se sentó en una roca, como muchos estaban haciendo.Su madre venia dos veces por dia, a acompañarle y traerle comida y por las noches debía dormir acomodándose en el árido suelo, como todos.Cuando era niño, sus padres le acompañaban y se turnaban para no dejarlo solo.Pero ahora no estaba nadie con el, y eso tampoco le molestaba. Tan cerca...Solo quedaban alrededor de cincuenta personas adelante suyo.Todos tenían puestas las capuchas de sus capas, porque al parecer no se avecinaba buen tiempo. Eso le era relevante. Estaba esperando llegar junto al Destino y la Suerte.Ellos le señalarían donde debía transcurrir el resto de su vida. Avanzo un poco mas...y pudo verlos. Ella tenia un largo cabello color marrón, y una túnica hasta los pies color gris.Tenia unos ojos sorprendentemente grandes, sin iris ni pupila, de un llano y brillante color verde.La rodeaba una resplandeciente aura verde y negra, que emanaba luz, como la de el Destino, pero la de él parecía algo mas siniestra, por ser negra y roja. El tenia cabello corto de un color rubio oscuro, como si fuese un dorado algo opaco, y sus ojos eran de color rojo oscuro. Era muy evidente que no eran humanos, dado que no tenían nariz ni boca, y sus ojos eran demasiado extraños. A ambos era muy fácil verlos debido a su ubicación, en la punta exacta de la montaña, y a la luz que emanaban sus auras, completamente visibles. Se pregunto como iba a saber a donde ir simplemente con ver a donde señalaban con el dedo...pero ya lo sabría. Las horas pasaban, y la ansiedad, felicidad y terror continuaban, y, antes de que se diera cuenta...era el siguiente. El momento que había esperado toda su vida. Dejo la capa a un lado y se acerco a ellos, con su remera de mangas cortas blanca y sus jeans, mirando fijamente al Destino.El levanto una mano, señalando al este.¿Se suponía que eso era información suficiente?Pero no se detuvo a ver a donde señalaba.Simplemente se quedo inmóvil, mirando la profundidad de esos ojos rojos, sin saber que buscaba.Y pudo ver en ellos el reflejo de una extensa y fértil llanura, llena de vida.Ahí debía ir.
Comenzó a caminar para irse, pero se detuvo.Se volteo para mirar atrás, y vio como la Suerte le estaba observando con especial interés.Y en sus ojos había un desierto blanco como la nieve, pero siguió caminando, sin comprender muy bien lo sucedido, solo dirigiéndose a donde el Destino le había indicado. Camino por mucho tiempo siempre en la misma dirección, observando como cambiaba el paisaje.Al principio solo comia frutos y bayas, pero cuando estos desaparecieron, se le hizo necesario cazar.Y, un dia, casi sin notarlo, se encontró en medio de aquella llanura, desconocida pero familiar al mismo tiempo. A alguna distancia se veían unas casas, probablemente de personas que habían sido enviadas allí como el.Sin prisa, camino hacia ellas.Ellos le trataron amablemente, y le dieron una porción de tierra para que fuese suya.Le enseñaron a trabajarla, y el aprendió a construir su propia casa.Hizo de ese lugar su hogar, como todos.Cada determinado tiempo venian nuevos jovenes como el , pero era algo mas bien algo inusual. Un día , notaron que nadie había venido hacia mucho tiempo.Se rumoreaba que la Suerte y el Destino habían decidido dejar el futuro en manos de cada uno de los hombres, y habían confiado en ellos.Se habian marchado.Ese dia, el miro al horizonte y supo, que en la ciudad, reinaba el caos; pero deseó que esto fuese mentira.Una semana después de so, otros hombres vinieron.Estaban a caballo y habian inventado armas.Exigieron algo que ellos no tenian.Al parecer alguien habia tomado el liderazgo de la gente.Esa persona exigía algo que ellos no tenian.Dinero para impuestos.Ante su negativa, los hombres enfurecieron.Por la fuerza tomaron todo lo que ellos tenian, y quemaron sus casas.El huyó, en medio del fuego la tierra y el caos. Cuando volvió, solo encontró polvo, fuego y sangre.Habia unas pocas personas vivas, atrapadas entre las enormes llamas que se habían propagado.El trato de ayudarles, y pudo salvar a algunos, pero la mayoría estaba muerta. El incendio habia arrasado con todo, y los pocos animales que sobrevivieron era un pequeño rebaño. Los hombres volvían todos los meses, y también bandidos trataban de asaltarlos, pero ellos no podían darles nada, porque tampoco tenían nada.Siempre que se iban, dejaban fuego a sus espaldas.Y cada vez eran menos...hasta que el hombre se quedo solo, en medio de aquel lugar que alguna vez había sido una llanura, y cada vez se asemejaba mas a un desierto. Los hombres ya no volvieron, porque sabían que perderían su tiempo.Los bandidos tampoco, porque ya no había nadie a quien robar mas que el. Ya nada volvio a crecer en la tierra, y el sitio cada vez era mas árido, pero el no quería irse, porque el destino le había asignado vivir alli.Los animales resistian vivir allí, y cada vez debia ir mas lejos para conseguir algo de pasto. El tiempo pasó, y la llanura era ahora un inmenso desierto.El ultimo animal murió, y el se quedo en medio de la nada, sentado en la arena, observando a sus espejismos ir y venir. Y de pronto puso verlos.Eran ellos dos, a lo lejos, caminando, con sus auras verde y roja resplandeciendo a la luz de la luna en aquel desierto blanco.Con la poca fuerza que tenia, intento correr hacia ellos.Pudo verlos detenerse al llegar a la punta de una duna, y vio a la Suerte abrir sus brazos, mientras la arena hacia un enorme hoyo.El Destino se adelantó, y se acosto tranquilamente en el centro.Ella cerro sus brazos, y una enorme cantidad de arena le enterró por completo.Ella no se inmutó, se dio vuelta, y abrió otro hoyo, comenzando a caminar hacia el centro.Y entonces el llego a su lado. -Suerte!-Ella se detuvo al oír su nombre. -¿Porque han hecho esto?¿Porque han confiado en el hombre?Solo hay muerte y caos mas allá de este desierto.- Ella se arrodillo y escribió en la arena. Aprenderán de sus errores.Confiamos en ello.Y, para el momento en el que el hombre sea tan inteligente que vuelva a caer en el caos, volveremos nosotros.Esperaremos bajo la arena del desierto. -¿Y yo?Voy a morir.Porque fue mi destino desde el principio terminar así?- Borro lo anterior con la palma de su mano y escribió nuevamente. Eso no lo decidimos nosotros.Debo irme. Ella se incorporó y comenzó a caminar hacia el centro del hoyo, nuevamente. -No quiero morir sufriendo tanto!- Ella hizo un ademan, como invitándolo a acostarse en la arena. Le obedeció. Ella cerro sus brazos, y le tomo la mano mientras aquella arena blanca los enterraba,como una ola en el océano.

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