lunes, 23 de enero de 2012

La Blanca Pared

En el balcón, dos dos lienzos con sus caballetes resposan en la tarde, mientras los dos pintores observan sus resultado final. Ambos sonríen satisfechos mientras lentamente el se acerca para besarla, apoyando sus labios suavemente y resorriendo su rostro.El sonríe, en ese momento tan perfecto,tan cálido, que teme perderlo.Le pide un favor, y ella lo mira con ojos amorosos y compasivos. Ella le prometió estar juntos por siempre.  Lo recuerda todo vivamente,como si estuviese pasando en ese momento. Estaban volviendo de cenar.El decía que deseaba pintar un mural en la pared de el departamento, pero ella no estaba segura.Ambos eran pintores.No les importa, al menos por ahora.Sonríen, siguen charlando alegremente y continuan caminando rumbo al apartamento. Al cruzar la calle, un auto los ambistió a ambos.Sucedio demasiado rapido, y ella sólo pudo ver los faros de coche acercándose, y el dolor muy profundo.El coche se iba, pero el dolor no, y estaban ambos tendidos en la acera, sin fuerzas para gritar, y sin nadie que los escuchara.Luego, todo se tornó negro, y su ojos se cerraron sin que ella lo quisiera. Despertó en la cama de un hospital.Le dolía todo el cuerpo.Una enfermera estaba a su lado, y le pregunto cómo se sentía.Ella no respondio, solo pregunto por su novio,con expresión preocupada; pero en el fondo sentia que si ella habia sobrevivido, el también. La enfermera guardó silencio.Ella volvió a preguntar, ahora realmente preocupada. La mujer le dijo con voz débil que el habia muerto camino al hospital y cumienza una gran explicacion medica. Pero la mujer acostada en la camilla ya no la escucha. Sus ojos no lloran, porque ya esta llorando por dentro, llenandose de lagrimas lentamente, una a una.No podia ser asi.No lo podia haber perdido...Ellos eran lo unico que tenían, ni ella ni él nunca habian tenido familia. Pero apartir de allí estaba sola, para siempre... Ya no siente la intensidad del dolor, no le importa.Sus ojos lo ven todo gris.

El reflejo

Un joven delgado y de cabello color miel se encontraba solo, sentado en la azotea de un edificio, el unico retazo de paisaje que le pertenecía: una vista de la calle y los arboles de cuadra de enfrente.Llevaba puesto unos simples jeans, y una remera negra de manga corta.Cuando levantó la vista se podian ver sus ojos, como espejos grises, observando. Hacia dias que comia casi nada.Tenia tanto hambre que ya estaba acostumbrado a la sensación.Hacia horas que estaba sentado en el piso del balcon, con su vida escapandose.Sabia que si trataba de ponerse de pie en ese instante, no lo lograría. Y esbozó una sonrisa helada. Lo habian despedido de su trabajo, el que odiaba, y al no poder pagar el alquiler del departamento le dieron cinco dias para irse.Pero el era muy conciente de que no aguantaría cinco dias.Estaba solo.En la nada.No tenia amigos, todos le habian traicionado o simplemente no deseaba estar con el.Sus padres estaban muertos. Estaba ciego de soledad. Y entonces nada tenia sentido.Porque no habia ninguna razon por la cual seguir, solo la monotonia de la ciudad lo acompañaba.De modo que se encontraba alli, con los ojos cerrados, soñando con el pasado, todavía despierto.Y entonces fue que vio algo. A tan solo unos metros de el, se encontraba una chica mirando hacia afuera, dandole la espalda.Ella tenia una larga cabellera color plateado, extraño, ya que la piel de sus brazos era la de una persona joven.Llevaba un vestido color celeste y mangas cortas, que le llegaba a los tobillos. La chica le despertaba curiosidad.¿que hacía en la azotea a las 11 de la noche?No la habia visto llegar... Luego de aproximadamente un cuarto de hora, el no pudo aguantar la curiosidad.Quería preguntarle como habia llegado allí, ¿era del edificio?¿o simplemente era como él, y quería subir a la pared y lanzarse al vacio? La llamó, pero ella no se volteó ni demostró oirlo.El supuso que sería debido al ruido del tránsito. Quería levantarse, pero tan solo conseguia arrastrarse.Pero no pensaba ir de ese modo asi que, con lo que serian probablemente sus ultimas fuerzas se sujetó de la pared y comenzo a incorporarse.La cabeza le estallaba, y le dolian las piernas, que no se habian movido hace horas.Probablemente no deberia haber hecho eso... -...pero no pienso volver a sentarme ahora.-se dijo el joven. Se paró.Comenzó a caminar, muy lentamente hacia la chica. Ella no parecia oir sus torpes pasos. El llegó a su lado, y le toco los hombros. -Hola.-dijo con un susurro el chico. Ella no respondió. Era una idiota, como todos los que había conocido.¿porque siquiera se había gastado en levantarse?El comenzo a voltearse.Volvería a su rincón gris.Por lo menos ahí tenia una sombra... Pero, antes de que pudiese dar dos pasos, sintió algo que se acercaba, y, de repente, se dio cuenta de que aquella chica lo estaba abrazando desde detras suyo. ¿Porque estaba haciendo eso? no podía ver su cara!¿trataba de estrangularlo o algo así?¿Realmente tenia algún motivo para matarlo?El no se resistía demasiado, solo queria que ella se aleje, para poder ver su cara, pero de pronto notó un dolor punzante en todo el cuerpo, y ella no se alejaba...comenzaba a marearse, y se pregunto, como un ultimo pensamiento, como podia morir si ella no lo estaba ahogando...Voteó un poco la cabeza, y pudo notar que la chica , cuya cabeza estaba a su lado, no tenia rostro, tan solo una superficie lisa, sin ojos, boca nariz ni orejas. Todo se volvió negro.

Los ojos de la Suerte



Por fin. El había estado tanto tiempo esperando...pero ahora faltaba muy poco.Toda su vida desde que tenia memoria había transcurrido en aquella montaña, siendo parte de esa interminable fila.Diecisiete años allí, y ya estaba acostumbrado, pero cansado, y ansioso de que terminara.Y miedo.Sentía mucho miedo, porque no sabia nada sobre el mundo al que iba a ser arrojado.Se sentó en una roca, como muchos estaban haciendo.Su madre venia dos veces por dia, a acompañarle y traerle comida y por las noches debía dormir acomodándose en el árido suelo, como todos.Cuando era niño, sus padres le acompañaban y se turnaban para no dejarlo solo.Pero ahora no estaba nadie con el, y eso tampoco le molestaba. Tan cerca...Solo quedaban alrededor de cincuenta personas adelante suyo.Todos tenían puestas las capuchas de sus capas, porque al parecer no se avecinaba buen tiempo. Eso le era relevante. Estaba esperando llegar junto al Destino y la Suerte.Ellos le señalarían donde debía transcurrir el resto de su vida. Avanzo un poco mas...y pudo verlos. Ella tenia un largo cabello color marrón, y una túnica hasta los pies color gris.Tenia unos ojos sorprendentemente grandes, sin iris ni pupila, de un llano y brillante color verde.La rodeaba una resplandeciente aura verde y negra, que emanaba luz, como la de el Destino, pero la de él parecía algo mas siniestra, por ser negra y roja. El tenia cabello corto de un color rubio oscuro, como si fuese un dorado algo opaco, y sus ojos eran de color rojo oscuro. Era muy evidente que no eran humanos, dado que no tenían nariz ni boca, y sus ojos eran demasiado extraños. A ambos era muy fácil verlos debido a su ubicación, en la punta exacta de la montaña, y a la luz que emanaban sus auras, completamente visibles. Se pregunto como iba a saber a donde ir simplemente con ver a donde señalaban con el dedo...pero ya lo sabría. Las horas pasaban, y la ansiedad, felicidad y terror continuaban, y, antes de que se diera cuenta...era el siguiente. El momento que había esperado toda su vida. Dejo la capa a un lado y se acerco a ellos, con su remera de mangas cortas blanca y sus jeans, mirando fijamente al Destino.El levanto una mano, señalando al este.¿Se suponía que eso era información suficiente?Pero no se detuvo a ver a donde señalaba.Simplemente se quedo inmóvil, mirando la profundidad de esos ojos rojos, sin saber que buscaba.Y pudo ver en ellos el reflejo de una extensa y fértil llanura, llena de vida.Ahí debía ir.

El Reflejo del Angel

Una joven iba caminando por un oscuro sendero en el bosque.El viento soplaba suavemente, y el sol pintaba el atardecer de naranja, despidiéndose de la tierra.El Bosque era un sitio muy hermoso, pero quizá algo siniestro.Los arboles eran gruesos y altos como torres, retorcidos como enormes serpientes que salían de la tierra.La muchacha caminaba tranquilamente, como si no tuviese nada que temer, aun siendo tan tarde.Llevaba un bolso de tela negra, y una larga túnica verde, con una capucha que ocultaba su cabello castaño oscuro; aun así, se podía ver un poco de el pantalón y la remera larga negros que llevaba debajo.Era un lugar peligroso, pero no parecía importarle.Caminaba sin rumbo, simplemente hacia adelante.Pero parecía que tendría que pasar la noche en el bosque.Pudo ver unas siluetas en el horizonte, acercándose.Pero probablemente ya la habrían visto, no tenia el mas mínimo esconderse.Una vez que se encontraron, los tres hombres se pusieron enfrentados a ella, sin permitirle pasar. -¡Oye tú, danos lo que tienes en esa bolsa, ahora!-Dijo uno de ellos, sonriendo.Al parecer no habían notado que era una chica, por la oscuridad. -Muévanse.-Dije.La presencia de esos hombres era realmente irritante. -¿Es que no has escuchado?Tu dinero, ¡ahora!-Dijo otro, casi gritando, y con una daga en su mano. Apenas termino la frase,desenfundé mi espada, con tranquilidad y velocidad, y atravesé con ella al hombre que tenia mas cerca, que cayo inmediatamente al suelo.Los otros inmediatamente intentaron apuñalarme.Podía sentir su carne cediendo en cada estocada,la sangre manando, la calidez de sus alaridos.Sufrieron la misma suerte que su compañero, y terminaron en el suelo, en medio de un enorme charco negro de sangre.Yo caminé alrededor de ellos, deleitándome con la ultima mirada de sus vidas, en esos ojos que me observaban, silenciosos y aun atónitos.Ya no tenían fuerza para gritar.Me detuve junto al que me había amenazado y me agache para verlo mejor.Todavía tenia la daga entre sus manos, rojas con su propia sangre.

La puerta X

La Habitación Fría

 Ella era una de las pocas personas que no seguían un estereotipo.Pero estaba sola.Su familia le había dado la espalda cuando supieron que todas sus ideas eran distintas del resto, la mima razón por la que nunca tuvo amigos.Estuvo arrestada un par de veces por oponerse a todo aquél sistema. Pero a ella no le importaba.No le interesaba en lo mas mínimo el resto de las personas.La soledad era lo único que conocía.Ella solo se interesaba por cambiar el mundo.Porque no quería verse esquelética, no quería operarse,no deseaba seguir con una mentalidad cerrada y obsoleta. Buscaba ser la heroína de otras generaciones, salvarlos del futuro. Y quería cambiarlo todo mediante el único modo posible.La Televisión.Lo único que escuchaba y veía la gente, lo único que estaba en todos lados y que podía llegar a las partes mas recónditas del mundo.Ambicionaba darle a otros el mundo que ella hubiese querido tener. Ahora se estaba dirigiendo a una entrevista para un nuevo trabajo. Ese día lo era todo.Y iba caminando por la calle, como un rayo, con un papel en la mano con la direccion a donde debía ir: Calle 567 y 568 edificio numero 51513.Puerta X. Era un día hermoso, cálido y soleado en la ciudad, algo extraño, ya que llovía casi todos los días.Ella recorrió su mirada por el resto de las personas, el tumulto que caminaba junto con ella en la vereda.Todos la empujaban al pasar sin siquiera detenerse a observar.Todos estaban tan apurados como ella.Los autos tampoco se detenían jamás, por lo que había túneles subterráneos para cruzar por debajo las calles y no morir. Antes de que pudiese notarlo, estaba en frente de un edificio imponente y gris. Comprobó la dirección, que era la correcta,y pasó por el enorme umbral del edificio en silencio. El lugar era de un blanco inmaculado por dentro pero parecía muy viejo y estaba desierto.Caminó por lo que parecia ser el recibidor, una sala simple con dos sillas y una puerta ademas de la de salida.Ella supuso que era la puerta del ascensor, y se dirigió hacia ella, y la abrió. Pero se detuvo repentinamente, temblando en el borde.Era lo mas extraño que había visto.El edificio no tenia ni escaleras ni ascensor.Era como un enorme túnel desde arriba hacia abajo, con puertas blancas en las paredes, y pequeños faroles junto a cada puerta.Ella se asomó un poco para ver el agujero, y pude ver que era todo negro.Un escalofrió le recorrió toda la espalda, y le hizo temblar.Miró hacia arriba.

viernes, 11 de junio de 2010

Atravesando el Espejo, Una vez más

Mi Última Lágrima

Ella se dio vuelta. contempló por ultima vez el mundo; aquel mundo, que, ingenuo, le exigía la perfeccion absoluta, superficial; sin conocer lo que ella sabia, sin conocer la mas simple y sencilla de las ideas.
-la perfección no existe-, se dijo. Ella sabía mas que cualquiera sobre eso. Todos eran perfectos en ese mundo; todos tenían sus maravillosas imperfeccione; rarezas, que hacían a cada individuo único, inigualable a cualquier otro…
Suspiro, y lloro una lagrima, una parte de ella que, por lo menos, se quedaría allí, en aquel lugar… que no era el suyo. Miro hacia el cielo, y, lastimosamente, atravesó el espejo, para jamás volver.